Situado en la colonia Calacoaya, Estado de México, El Cortijo es un conjunto de 44 viviendas desarrolladas en un terreno previamente destinado a actividades de charrería. Aunque el uso de suelo permitía mayor densidad, se optó por un enfoque que respetara la escala y el carácter colonial del entorno, caracterizado por calles empedradas, fachadas blancas y detalles en azul. El proyecto incluye tres tipologías de vivienda (120, 160 y 220 m²), todas con jardín privado y acceso a áreas comunes como plazas, terrazas, salones sociales y espacios recreativos. La organización busca fomentar la vida comunitaria y preservar el arbolado preexistente. Las fachadas exteriores mantienen una imagen clásica, mientras que el diseño interior adopta una expresión contemporánea y sobria. Formalmente, la arquitectura reinterpreta el lenguaje colonial a través de volúmenes claros, proporciones contenidas y materiales tradicionales. Los desniveles del terreno se aprovechan para articular recorridos interiores con patios, terrazas y dobles alturas. Las casas están distribuidas en tres niveles: áreas sociales en planta baja, recámaras en el segundo nivel y espacios de estudio o terrazas en la parte superior. Se emplean materiales como concreto aparente, cantera y tabique rojizo, elegidos por su durabilidad, bajo mantenimiento y coherencia con el contexto. La integración de jardineras, pérgolas y texturas naturales refuerza la conexión con el paisaje. En cuanto a sostenibilidad, el proyecto contempla estrategias pasivas como ventilación cruzada, patios interiores y aprovechamiento de la luz natural. También se instalaron cisternas de gran capacidad, sistemas de reutilización de aguas grises y preparación para paneles solares. Estas decisiones responden a las condiciones ambientales de la zona y a una visión responsable del desarrollo urbano.